Cuando desarrollas una idea en arquitectura, no debes perder nunca el motivo, la fuente, el origen de tu modelo o propuesta.
Encorsetado por cuestiones que afloran del subconsciente, ideas preconcebidas de cómo y por qué, se altera la forma inicial como desarrollo del programa.
Debo volver sobre mis pasos, centrarme, focalizar y volver a desarrollar, reteniendo la imagen que genera mi propuesta, para que una vez este configurada, se pueda alterar a mi voluntad, según las condiciones de emplazamiento, climatología, programa, trazas, topografía,...,no todo en este orden, estableciendo lazos, que otorgan conexiones de mayor o menor fortaleza entre estos parámetros y que deben acompañar a la imagen definitiva de la concepción original del proyecto.